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La familia Tecla Parra: una historia de lucha y represión:

Redactado por: Gerardo Alarcón Campos. 

El caso de la familia Tecla Parra, es, quizás, uno de los más desgarradores de la historia de la contrainsurgencia en México. Ana María Parra Ramos, junto con sus hijas e hijos, Ana Lilia, Artemisa, María Violeta, Alfredo y Adolfo, fueron militantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre, algunos de ellos serían detenidos, sometidos a torturas y desaparecidos por el Estado Mexicano.


Ana María Parra Ramos, hija de Enrique Parra y Francisca Ramos, nació el 4 de junio de 1934 en la Ciudad de México. De oficio comerciante de ropa, contraería matrimonio con Rosendo Tecla Jiménez, un vendedor de linea blanca. El matrimonio se establecería en unos cuartos de una casa en Azcapozalco en donde procrearían a sus siete hijos.

Alfredo Tecla Jimenez, hermano de Rosendo y estudiante de derecho en la UNAM y Georgina Tecla sobrina de su esposo comenzarían a participar activamente en la escuela de cuadros del Partido Comunista. Las idea comunistas de Georgina y Alfredo harían eco en Ana María y sus hijos, lo cual atrajo una serie de discusiones con Rosendo al comenzar ellos a desafiar la idiosincracia conservadora del padre de familia.

Hacia 1968, la familia Tecla Parra comenzaría a participar en las movilizaciones estudiantiles de 1968. Para Ana María y sus hijos, la militancia política significaba una forma de conquistar una libertad que les era reprimida por un padre de familia machista y golpeador. Esta dignificación llevaría a Ana María a tomar la decisión de romper su matrimonio e involucrarse de tiempo completo a la lucha revolucionaria.

En 1970, Ana María conocería a José Candelario Pacheco, quien le plantea la necesidad de transicionar de la lucha exclusivamente legal a la opción político-militar. Por medio de Candelario Pacheco Ana María entraría en contacto con el Movimiento de Acción Revolucionaria y a principios de 1971 comenzaría a participar dentro de las escuelas de formación política de la organización en Salamanca, Guanajuato y posteriormente en Xalapa, Veracruz. Es en este último lugar donde fue detenida por primera vez el 16 de febrero de 1971 y sentenciada por los delitos de conspiración, asociación delictuosa, acopio de armas y robo con violencia. Saldría de la cárcel seis años después y se integraría a la Liga Comunista 23 de Septiembre.

Por su parte, Ana Lilia, Artemisa, María Violeta, y Alfredo, inspirados por el ejemplo de su madre, buscarían la forma de integrarse a la lucha revolucionaria. Artemisa, gracias a la ayuda de Norma Watanabe, a quien conocería dentro del CCH Azcapotzalco, logra contactar a la Liga Comunista 23 de Septiembre, al poco tiempo ella y sus hermanos Ana Lilia, Alfredo y Violeta, se integran a la organización, dentro de la cual, llegarían a participar dentro de diferentes comandos y como miembros de la Brigada Roja. Adolfo Tecla Parra, si bien, no militaba dentro de la organización, sí solía acompañar a sus hermanos en las casas de seguridad, puesto que era menor de edad.


Artemisa sería detenida por primera vez el 4 de diciembre de 1973 en la Ciudad de México. Permanecería en prisión hasta diciembre de 1977 e inmediatamente se reincorporaría a las filas de la LC23S. El 16 de mayo de 1978 es detenida en Ciudad Delicias, Chihuahua, por agentes de la policía municipal y la Procuraduría General de Justicia de ese estado después de auxiliar a su compañero José Pilar Terrazas, quien había sido herido de bala después de haber sostenido un enfrentamiento. Sería trasladada al cuartel del 52° batallón de infantería en Chihuahua y posteriormente trasladada al Campo Militar No 1 donde sería vista con vida por otros detenidos, sin embargo se encuentra desaparecida.

Alfredo Tecla Parra sería detenido el 2 de junio de 1975. Sometido a brutales sesiones de tortura, cuyos efectos quedarían registrados en la fotografía que la DFS le tomaría, Alfredo se vio obligado a revelar la ubicación de un punto de contacto entre militantes de la LC23S. Como producto de estas declaraciones, el 3 de junio de 1975 la DFS detiene a Violeta Tecla Parra en las inmediaciones de la Prepa Popular Tacuba. De la misma manera, las torturas la obligarían a revelar la exitencia de una casa de seguridad en Chalco, Estado de México en donde se encontraba Adolfo Tecla Parra, quien también es detenido. Violeta y Alfredo son sentenciados a prisión, sin embargo, Adolfo, quien tenía 14 años al momento de su detención es desaparecido.


Violeta sería detenida nuevamente el 4 de abril de 1978 en Monterrey, Nuevo León por agentes de la Brigada Blanca. Sería secuestrada junto con su esposo Pedro Lozano Cantú. Es trasladada al Campo Militar No 1 donde testimonios de quienes la vieron con vida señalan que cuando llegó estaba embarazada y que daría a luz dentro de la prisión. Violeta y su hij@ se encuentran desaparecidos.

A su salida de prisión, Ana María Parra se incorpora a la LC23S. En la ciudad de Chihuahua formaría parte de la Brigada Lucio Cabañas Barrientos. El 12 de abril de 1979 es detenida nuevamente por agentes de la DFS frente a las instalaciones del Heraldo de Chihuahua, despuésde que su comando fuera delatado por Enrique Lugo Hernández, trabajador de Aceros de Chihuahua que tratabade ser reclutadopor la LC23S. Ana María es sometida a sesiones de tortura que, al igual que las sufridas por su hijo Alfredo, sus estragos quedarían registrados en las fotografías de su expediente policíaco. Es recluida en el Campo Militar No 1, en donde es victima de abusos y humillaciones por parte de los custodios. 

Laura Castellanos retoma un testimonio de un custodio llamado "El Negro", el cual, es un ejemplo del trato violento, denigrante y misógino del cual Ana Maria fue objeto: "Ahí había una vieja, la tal Tecla, mala madre, mala madre. Una vieja fea, flaca, que no tenía ningún atractivo femenino" (...) "[En los separos] la tal Tecla me decía: 'Hijo de tu pinche madre, te voy a matar'. 'Yo te voy a matar a ti, hija de tu puta madre'. ¨Yo les daba de desayunar, comer y cenar ahí. Y: ¨Muérete hija de tu pinche madre¨, ni agua le daba yo a esa vieja".

Ana María Parra Ramos, al igual que sus hijos Artemisa, Violeta y Adolfo, está desaparecida. La historia de la familia Tecla Parra es muestra del sadismo y la saña con la que el Estado mexicano se proponía a exterminar a los militantes de los movimientos armados. Pero así mismo, es ejemplo de cómo la unión familiar también fue parte fundamental en la participación activa de los militantes de las organizaciones político-militares. Así como la familia Tecla Parra, existen otros ejemplos de familias enteras que se verían involucradas en las actividades revolucionarias,y cuya participación fue de vital importancia para el desarrollo político de estas organizaciones.

* Fuentes de Referencia:

- Guerrilleras: Compilación por María de la Luz Aguilar Terrés.

- México Armado (1943-1981): Laura Castellanos.

- Los Tecla Parra, ejemplo de la persecución policiaca: La Jornada, 3 de junio de 2002.

- Estructura social y organizativa de la Liga Comunista 23 de Septiembre: 1973-1980: Ángel Escamilla.

- Ana María: Revolucionaria Socialista y madre de combatientes por el Socialismo: José Alberto López.

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