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El Movimiento Estudiantil de 1968, I: De un pleito estudiantil a la lucha social: Los inicios del movimiento estudiantil de 1968:

Redactado por Gerardo Alarcón Campos.

Todo comenzó un domingo 21 de julio de 1968. Un grupo de jóvenes estudiantes de la preparatoria Isaac Ochoterena había ido a desayunar molletes a una sucursal de la cabeza Sanborns ubicada entre las calles Fragua y Paseo de la Reforma.

Al salir del establecimiento se encontraba un grupo de jóvenes estudiantes de la Vocacional 2 del Instituto Politécnico Nacional. Uno de esos jóvenes agrediría con una nalgada a una chica del grupo de la Isaac Ochoterena de nombre Luisa, a lo cual su novio comienza a liarse a golpes con el agresor. La pelea se hace más grande cuando ambos grupos de amigos intervienen, desencadenándose una gresca callejera.

La pelea avivó los conflictos y rivalidades existentes entre las vocacionales del IPN y la Isaac Ochoterena, una preparatoria privada incorporada a la Universidad Nacional Autónoma de México. Estos pleitos eran propios del contexto estudiantil: rencillas entre equipos de fútbol americano, rivalidades por el sentido de pertenencia a un determinado plantel educativo, rivalidades entre pandillas o simplemente cuestiones personales.

Lo que a primera vista pudiera parecer un conflicto entre chavos sin mayor relevancia toma fuerza al día siguiente. En la tarde del día 22 de julio, estudiantes de las Vocacionales 2 y 5 del IPN se enfrentan a estudiantes de la Isaac Ochoterena en la plaza de la Ciudadela en un partido de “tochito”. Las tensiones entre ambos bandos escalan cuando son provocados por miembros de las pandillas de los Arañas y los Ciudadelos. De nueva cuenta, se desencadena una pelea callejera donde ambos bandos no solo se golpean con sus puños, sino también con palos y piedras. Los estudiantes de las Vocacionales apedrean la fachada de la Isaac Ochoterena y pese a que la policía se presenta en el lugar, esta no interviene.

A partir de este momento comienzan a involucrarse en el conflicto actores ajenos al contexto estudiantil y con oscuros nexos: los Porros. Estos son grupos de choque pagados por las autoridades escolares y gubernamentales para romper manifestaciones dentro de las escuelas y que con normalidad se involucraban en toda clase de pleitos ante la menor provocación, razón por la cual llegaban a enfrentarse entre ellos. A pesar de tener un mismo fin y utilidad, los grupos porriles no actuaban de manera conjunta, más bien como bandas de golpeadores personales alineados a un liderazgo concreto quien era el responsable de pagar por sus servicios.

Tal es el caso de Santiago Alfonso Torres Saavedra, el Johnny, un líder porro al servicio del director de la Vocacional 2, Alberto Camberos López. El Johnny participaría en la riña del 22 de julio, por lo que arengó a sus colegas a unírsele junto a estudiantes y amigos suyos de la Vocacional 5 al ataque de ese día en contra de la Ochoterena.

Al día siguiente se produce el incidente que terminaría detonando el surgimiento de uno de los movimientos estudiantiles más importantes de la historia contemporánea de México y que terminaría uniendo a dos instituciones educativas enemistadas por pleitos de juventud bajo la bandera del combate contra la represión.

Aquella mañana, alumnos de la Isaac Ochoterena acompañados de alumnos de las Preparatorias 2 y 6 de la UNAM apedrean las instalaciones de la Vocacional 2 y golpean a algunos estudiantes afuera del plantel. Entre los atacantes destaca Sergio Romero Ramírez, el Fish, un conocido porro al servicio del entonces regente del Distrito Federal, el general Alfonso Corona del Rosal. La gente del Johnny junto con estudiantes de las Vocacionales 2 y 5 se enfila hacia la Isaac Ochoterena y contraatacan. Algunos ingresan al plantel mientras otros pelean en la calle. Los enfrentamientos se desarrollan en las calles aledañas a la Ciudadela, hay pedradas, vidrios rotos, jóvenes heridos de ambos bandos y seis autos dañados.

La Ciudadela pronto es rodeada por elementos del decimonoveno batallón de Granaderos al mando del capitán Manuel Robles. En un principio, los granaderos no intervienen para detener los enfrentamientos, pero su sola presencia es suficiente para que ambos bandos cesen el enfrentamiento y regresen a sus respectivas escuelas. Sin embargo, todo cambia cuando los granaderos, enfilan hacia la Vocacional 5.

Aparentemente, al momento del repliegue, los granaderos comenzaron a provocar a los jóvenes de las Vocacionales, a lo cual uno de ellos le propinó un ladrillazo a uno de los granaderos, lo que ocasiono que el batallón comenzara a replegar a los jóvenes con granadas de gas lacrimógeno y estos a su vez, respondieran golpeando con piedras, palos y varillas. En esta refriega resultan heridos algunos granaderos, un agente de tránsito y un fotógrafo de la Dirección Federal de Seguridad que se encontraba registrando el operativo como parte de los informes diarios de esa dependencia.

Sin orden judicial y enceguecidos por la agresión, los granaderos irrumpen dentro de las instalaciones de la Vocacional 5 y comienzan a golpear indiscriminadamente a Porros, estudiantes, maestros y empleados; hayan o no participado en la pelea frente a la Isaac Ochoterena. También son agredidos algunos padres de familia que habían ido a recoger a sus hijos. Los granaderos también destrozan el mobiliario de la escuela. En el perímetro de la Ciudadela se implementa un operativo donde todo joven era golpeado indiscriminadamente por los granaderos.

La agresión contra estudiantes ajenos al pleito y contra los maestros provocó la indignación de la comunidad estudiantil del IPN, quienes exigen a la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (el órgano oficialista de los estudiantes politécnicos y controlado por el Partido Revolucionario Institucional y Alfonso Corona del Rosal) organizar una manifestación para protestar en contra de la agresión indiscriminada de los granaderos. La FNET, a regañadientes, solicita permiso al Departamento del Distrito Federal para realizar la manifestación. La fecha, 26 de julio de 1968.

La mayoría de las fuentes, así como los testimonios de los involucrados, insisten en señalar que el detonante del movimiento estudiantil de 1968 se debió a que el gobierno mexicano, por medio de los grupos porriles, provocó los disturbios entre las Vocacionales del IPN y las preparatorias de la UNAM para así justificar la intervención policiaca y militar en la ciudad de México y mantener controlados a posibles sectores sociales que pudieran obstaculizar el desarrollo de las olimpiadas.

Sin embargo, dado el contexto de la época, con un presidencialismo omnipotente que controlaba todo el espacio político con mínima oposición y que controlaba y construía las narrativas de la opinión pública mediante el control férreo de los medios, bastaba con una simple orden para hacerlo sin necesidad de tan compleja conspiración.

Eso no quiere decir que no existiesen provocaciones detrás de los acontecimientos de los días 22 y 23 de julio. Justamente el director de la Vocacional 2, Alberto Camberos López, menciono que detrás de los disturbios se encontraba la manipulación ejercida por agitadores, esto en clara referencia a los grupos porriles del Johnny (el cual él pagaba) y del Fish.

Ambos personajes eran agentes al servicio de las autoridades escolares y gubernamentales, y esa posición de poder y fuerza les daba vía libre para actuar con total impunidad. Detrás de los disturbios del 22 y 23 de julio hubo en un inicio un conflicto estudiantil que escaló en gravedad a causa de estas demostraciones de fuerza y poder entre los líderes de los grupos porriles que se sabían protegidos por sus jefes. No así los estudiantes.

A ello se suma el agravante de la intervención de los granaderos, quienes, dentro de la misma lógica estatal de imposición de la autoridad por medio de la fuerza, procedieron a atacar de manera indiscriminada a la comunidad escolar de las Vocacionales; provocando que la comunidad estudiantil de todos los planteles comenzara a organizarse y movilizarse para protestar en contra de un estado mexicano cerrado, autoritario e incapaz de reconocer sus propios errores.

Justamente esa propensión del Estado mexicano para pretender resolver los conflictos sociales con la más cruenta e indiscriminada violencia escaló hasta los terribles acontecimientos del 2 de octubre en Tlatelolco.

Pese a ello, es correcto decir que el Estado mexicano empleó a grupos de choque para disolver las primeras manifestaciones estudiantiles y a los mismos grupos porriles que lo iniciaron todo para atacar a los plateles tomados en protesta por el naciente movimiento estudiantil...

• Fuentes de Referencia:

- 1968: Todos los Culpables. Jacinto Rodríguez Mungia

- La Conspiración del 68. Los Intelectuales y el Poder: Así se fraguo la matanza. Jacinto Rodríguez Mungía.

- La Violencia de Estado en México: Carlos Montemayor.

- Yo, Porro. Olga Duron.

- Tres Culturas en Agonía. Jorge Carrión, Sol Arguedas y Fernando Carmona.

- La Imaginación y el Poder. Una Historia Intelectual de 1968: Jorge Volpi.

- El 68, La Trdición de la Resistencia. Carlos Monsiváis.


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