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Vista Ocaso, el bautizo de fuego de las FLN:

Redactado por Gerardo Alarcón Campos. 

El 14 de julio de 1971, agentes de la Policía Judicial Federal arribaron al domicilio número 601 de la calle Vista Ocaso, colonia Lindavista en Monterrey, Nuevo León, atendiendo el llamado de Ernesto Frías Martínez, un vecino que había denunciado movimientos sospechosos en el domicilio. Los agentes, creyendo haber localizado la guarida de un grupo de narcotraficantes, instalaron en los alrededores del domicilio un dispositivo de vigilancia, percatándose que la vivienda únicamente era habitada por dos hombres y que era frecuentada por automóviles con placas del estado de Puebla y del Distrito Federal.

A las seis de la tarde del día 19 de julio, tras cinco días de vigilancia, y plenamente convencidos de que habían localizado un refugio de narcotraficantes, tres agentes tocan la puerta del inmueble para hablar con sus ocupantes y exigir que estos les entregaran parte del contrabando como cuota para permitirles trabajar. Sin embargo, la vivienda no era ocupada por narcotraficantes sino por Mario Alberto Sáenz Garza y Juan Guichard Gutiérrez, militantes profesionales de las Fuerzas de Liberación Nacional.

Las FLN nacen de 6 de agosto de 1969 en la ciudad de Monterrey, Nuevo León. Sus fundadores, César Germán Yáñez Muñoz, Alfredo Zárate Mota, Carlos Arturo Vives Chapa, Mario Alberto Sáenz Garza, Raul Sergio Morales Villareal, Mario Alberto Sánchez Acosta, Graciano Sánchez Aguilar y Raúl Pérez Gasque un año antes habían pertenecido al Ejercito Insurgente Mexicano, un efímero proyecto guerrillero encabezado por el periodista Mario Menéndez, director de la revista ¿Por qué? 

Las FLN al igual que otras organizaciones contemporáneas, se proponen como objetivo principal la organización de las clases trabajadoras del campo y la ciudad para poder realizar la revolución socialista mediante el uso de la guerra de guerrillas.A diferencia de otros grupos, las FLN deciden no ejecutar acciones de combate, sabotaje y hostigamiento, pues eran conscientes de que carecían de entrenamiento militar, armamento apropiado y combatientes necesarios para sostener y resistir una guerra contra el Estado, por lo cual, realizar acciones militares representaba un riesgo innecesario que terminaría por destruir a la organización.  

La estrategia general de las FLN apuesta a la construcción lenta y progresiva de las fuerzas revolucionarias. Gracias a esta perspectiva, la organización concentra sus esfuerzos en acumular fuerzas, construir redes de apoyo en las ciudades y en buscar zonas rurales apropiadas para el establecimiento de un foco guerrillero. Es así como a principios de 1972 se instala en los alrededores de la comunidad de Ocosingo el Núcleo Guerrillero Emiliano Zapata en el rancho El Chilar, el cual era alimentado por una compleja red de casas de seguridad repartidas a lo largo del país, articuladas dentro de una estructura urbana denominada como Estudiantes y Obreros en Lucha. En un periodo de 3 años, las FLN extienden esta red compuesta por casas de seguridad en Nuevo León, Puebla, Estado de México, Tabasco, Veracruz y Chiapas. Gracias a todo este complejo y elaborado plan de trabajo, las FLN se fortalecen y desarrollan su proceso organizativo sin mayor contratiempo. 

Aquel domicilio de Vista Ocaso era una de las casas de seguridad pertenecientes a la red urbana de las FLN en la ciudad de Monterrey, lugar en donde se realizaban tareas de organización, y vigilancia de puntos estratégicos. Dentro del inmueble no solo se localizaban documentos de gran importancia para la organización, sino también parte del arsenal acopiado por la misma.

Aquella tarde del 19 de julio, Juan Guichard atendería el llamado de los agentes. Ante la inusual petición de los visitantes, los ocupantes de la casa mostrarían una credencial apócrifa que los acreditaba como agentes de la Procuraduría de Justicia del estado de Puebla con la esperanza de que estos los dejaran en paz. Ante la negativa, hábilmente los habitantes de la casa aprovecharían la confusión de los agentes para prolongar las negociaciones hasta el anochecer, argumentando que los agentes debían consultarlo con su superior y regresar con una orden de cateo para revisar el inmueble. Los agentes se retirarían para comunicarle a su superior, Pedro Teniente, las condiciones que los ocupantes de la casa les habían mencionado.

Con esto, Guichard y Sáenz buscaban ganar el suficiente tiempo para destruir los documentos que comprometían la existencia de las FLN y trazar un plan de escape. A las 9 de la noche los agentes regresaron al inmueble acompañados en esta ocasión por Pedro Teniente con la intención de intimidarlos. Cuando se acercaban a la vivienda, Guichard y Sáenz salieron del inmueble abriendo fuego contra los policías. Las balas alcanzan a herir a uno de los agentes mientras los otros se resguardan detrás del vehículo en el cual habían llegado. Ambos militantes abrieron fuego nuevamente con sus rifles M-2 para cubrir su retirada. Acto seguido detendrían un vehículo, y después de hacer descender a su propietario, lo utilizarían para huir del lugar.

Los agentes, al no percatarse de la huida de los militantes solicitan refuerzos, los cuales arribarían minutos después, rodeando por completo la casa. Al no recibir respuesta desde el interior de la vivienda, la policía procedió a lanzar a su interior varías bombas de gas lacrimógeno que al poco tiempo terminaron por causar un incendio. Una vez que los bomberos controlaron las llamas, los policías ingresaron a la vivienda, descubriendo en su interior un nutrido arsenal de armas, municiones, imágenes del metraje de un discurso del Che Guevara, libros de literatura marxista, manuales de guerrilla urbana, así como equipo diverso y principalmente, algunos documentos internos de las FLN que no alcanzaron a ser destruidos por la hoguera que Guichard y Sáenz elaboraron.

Gracias a estos documentos, la policía conoció por primera vez la existencia de las FLN, una organización que había sido fundada en el año de 1969 y que hasta ese momento había desarrollado sus actividades organizativas en la más estricta clandestinidad. Mientras tanto, Guichard y Sáenz se encontraron esa misma noche con el Responsable Nacional de las FLN, Cesar Germán Yáñez, quien en compañía de su hermano y otros integrantes de la red urbana de Monterrey, deciden activar los protocolos de seguridad de la organización, coordinándose con otros militantes residentes en la ciudad de México, los estados de Puebla y Veracruz para poder resguardarse en una casa de seguridad conocida como la Quinta La Lucita, localizada en la localidad de Tejería, Veracruz.

Paralelamente, la Procuraduría General de la República atrajo el caso, designando al agente del ministerio público, Salvador del Toro Rosales al frente de la investigación. La policía detendría a Eugenio Peña Garza, propietario de la casa de Vista Ocaso y colaborador de las FLN. A raíz de los documentos y fotografías localizadas en la casa, la policía identificó a otros integrantes de la red urbana de las FLN, girando órdenes de aprehensión contra Cesar Germán Yáñez Muñoz, Responsable Nacional de las FLN, Fernando Yáñez Muñoz, Elisa Irina Sáenz Garza, su hermano Mario Sáenz Garza y Raúl Morales, cuyas fotografías serían publicadas en la primera plana de los periódicos locales. 

La prensa haría de la noticia un gran escándalo, principalmente por que el periódico El Norte publicaría de manera integral un comunicado confidencial de las FLN que hablaba de la posibilidad de emprender acciones militares de hostigamiento contra el Estado a partir del 6 de agosto de 1971. Esto alentó una oleada anticomunista que buscaba generar un estado de histeria colectiva en la población.

Por su parte, Germán Yáñez realizó una evaluación del incidente, llamando a los militantes de la organización a redoblar y fortalecer las medidas de seguridad para evitar en el futuro incidentes similares. Así mismo, aplaudiría las acciones emprendidas por Guichard y Sáenz al distraer y confrontar al enemigo para no dejarse capturar, invitando a los demás militantes a imitar su ejemplo y poner a la organización en primer lugar.

Las FLN continuarían desarrollando su trabajo político-organizativo en la más estricta clandestinidad, logrando instalar tiempo después su cuartel general en la localidad de Nepantla, Estado de México, desde donde se nutría el Núcleo Guerrillero Emiliano Zapata en Chiapas. La organización volvería a ser noticia hasta febrero de 1974, cuando el ejército mexicano y la Dirección Federal de Seguridad tomaron por asalto La Casa Grande.

* Fuentes de Referencia:

- "Comunicado confidencial a todos los militantes de las Fuerzas de Liberación Nacional": Fuerzas de Liberación Nacional, agosto 2 de 1971 (Recuperado del sitio de La Casa de Todas y Todos).

- El Fuego y el Silencio. Historia de las Fuerzas de Liberación Nacional Mexicanas (1969-1974): Adela Cedillo

- Testimonios: Salvador del Toro Rosales.

- Las Guerrillas en México y Jenaro Vázquez Rojas: Juan Miguel de Mora.

* Imágenes recuperadas de: El Fuego y el Silencio. Historia de las Fuerzas de Liberación Nacional Mexicanas (1969-1974): Adela Cedillo

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