Redactado por Gerardo Alarcón Campos.
El 25 de agosto de 1974, Rosendo Radilla Pacheco, campesino cafeticultor, líder campesino y cantante, es detenido por elementos militares en un retén localizado en la colonia Cuauhtémoc mientras él y su hijo Rosendo Radilla Martínez, se encontraban viajando en un autobús de la línea Flecha Roja con rumbo a Atoyac.
A causa del recrudecimiento de la represión en el municipio de Atoyac, Rosendo había tomado la decisión de trasladar a su familia a Chilpancingo para protegerlos. Rosendo se había quedado en Atoyac para continuar trabajando en su parcela. En aquella ocasión, su hijo había pedido acompañarlo de regreso a Atoyac. Gracias a ello, hubo un testigo de la detención de Rosendo a manos de los militares.
La detención de Rosendo no fue un evento al azar. Los aparatos de inteligencia del Estado mexicano ya habían prestado atención a la actividad política desarrollada por Rosendo, quien había participado en organizaciones campesinas como la Unidad Agraria de la Sierra Cafetalera de Atoyac de Álvarez, el Comité Regional Campesino y la Liga Agraria Revolucionaria del Sur Emiliano Zapata. Asimismo, llegaría a ser presidente municipal de Atoyac en el periodo comprendido entre los años 1955 y 1956. Su militancia, se destacaría por la defensa de los derechos de los campesinos.
Rosendo también era cantante, y gustaba escribir corridos que recuperaban la historia y memoria de su pueblo, las hazañas de los luchadores sociales y que denunciaban las injusticias ocurridas en Guerrero. Por ello, el ejército mexicano lo tenía identificado como simpatizante de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres, ya que uno de sus corridos estaba dedicado a Lucio Cabañas a quien conoció en persona.
En 1974 Guerrero estaba bajo control militar a causa del cerco tendido en contra de la BCA/PDLP, quienes el 2 de junio de ese año dieron a conocer que tenían secuestrado al Senador y Gobernador electo por ese estado, Rubén Figueroa. Los operativos militares tenían como propósito localizar a toda costa a Lucio y sus simpatizantes para lograr la liberación de Figueroa. Para ello, las fuerzas militares se valieron de estrategias para hostigar y controlar a los pueblos que componían la base política de la guerrilla, controlando los accesos y limitando el ingreso de los insumos básicos para la subsistencia.
Los elementos militares también desplegaron retenes y operativos con el objetivo de localizar e identificar a los sospechosos de pertenecer o simpatizar con la guerrilla para así poder localizar a más integrantes. Para dichas labores, el ejército disponía de listas y fotografías de los sospechosos. En muchos casos, los militares contaron con el auxilio de “madrinas”, personas que voluntariamente o bajo amenazas, colaboraban con el ejército para identificar a los sospechosos y proceder a su detención.
En el caso de la desaparición de Rosendo, este seria detenido cuando uno de los militares que realizaba la inspección lo identifica. De acuerdo con el testimonio de Radilla Martínez, en el momento en el que ambos se disponían a regresar al autobús, los soldados le impiden el paso a Rosendo Pacheco, a lo que él comenta: “¿Y por qué yo no puedo subir?”, a lo que el soldado respondió: “No, pues tú estás detenido”; “¿y de que se me acusa?” respondió Rosendo; “Tu compones corridos” dijo el soldado; “Pero eso no es delito” dijo Rosendo; a lo que el soldado respondió: “Si, pero mientras ya te chingaste”.
Rosendo alcanzaría a darle un poco de dinero a su hijo para que emprendiera el camino de regreso y avisara a sus familiares de su detención. Lo último que vería sería a su padre fumando un cigarrillo mientras que los soldados le hacían señas a un helicóptero para que descendiera.
Se sabe por testimonios de Maximiliano Nava Martínez y Santiago Hernández Ríos que Rosendo Radilla Pacheco fue trasladado a las instalaciones del Cuartel Militar de Atoyac en donde sería sometido a extensas sesiones de tortura e interrogatorios. Sus testimonios, junto con la reciente publicación de la lista Apresa, indicarían que Rosendo, junto con otros detenidos-desaparecidos en ese mismo periodo de tiempo y detenidos ilegalmente en el cuartel militar de Atoyac, fueron trasladados a la Base Aérea de Pie de la Cuesta donde serían víctimas de los Vuelos de la Muerte.
Maximiliano Nava Martínez menciona haber compartido cautiverio con Rosendo Radilla Pacheco, Pablo Loza Patiño y Austraberto García Pintor, también desaparecidos. Cuando los soldados entraron por ellos y otros cuatro prisioneros que no alcanzó a identificar, uno de los custodios mencionó que los detenidos “se iban a echar un buen baño” y que “los tiburones se iban a dar un buen banquete”.
Por su parte, Santiago Hernández Ríos coincide en mencionar que Rosendo y otras personas detenidas, y que se encontraban sumamente golpeadas, fueron sustraídas por los soldados de las celdas donde se encontraban y que fueron subidos a una camioneta tipo van de color blanco con la palabra “Pescado” escrita en los costados. Dentro de la lista apresa, el nombre de Rosendo figura en el tercer viaje.
La familia de Rosendo ha encabezado una lucha inagotable por la localización y esclarecimiento del paradero y destino de Rosendo Radilla. La lucha legal de la familia comenzó en la década de los 90’s, cuando las condiciones políticas en el país lo permitieron.
A raíz de las investigaciones realizadas por la Fiscalía Especializada en Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, se logró que se realizaran investigaciones en donde se localizaban las instalaciones del Cuartel Militar de Atoyac, atendiendo denuncias sobre posibles inhumaciones clandestinas en dicho lugar. Sin embargo, la FEMOSPP se mostró ineficiente para atender las demandas de las víctimas. Aunado a ello, el gobierno de Vicente Fox jamás demostró tener la voluntad política para investigar y llevar ante la justicia a los responsables de los crímenes de lesa humanidad ocurridos durante la guerra sucia. Para rematar, Felipe Calderón una vez que asumió el poder, decreta la extinción de la FEMOSPP.
El caso llegaría a instancias internacionales y el 23 de noviembre de 2009 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó una sentencia condenatoria en contra del Estado mexicano por su comprobada participación en la desaparición de Rosendo Radilla Pacheco, sentando con esto un precedente histórico, pues es la primera vez que el Estado mexicano es condenado como responsable de la comisión de crímenes de lesa humanidad.
Pese a la sentencia, el Estado mexicano no ha acatado ninguna de las recomendaciones emitidas por la CIDH. Aunque el caso Radilla hoy es un precedente que es tomado como base para otros procesos de lucha legal contra el Estado mexicano por casos de desaparición forzada.
La familia de Rosendo continúa luchando por el esclarecimiento de su paradero y destino.
• Fuentes de Referencia:
- Ni Vivos Ni Muertos: la desaparición forzada en México como estrategia de terror: Federico Mastrogiovanni.
- Informe Final de Actividades de la Comisión de la Verdad del Estado de Guerrero 14 de octubre de 2014.
- Desaparición forzada de Rosendo Radilla Pacheco: Comisión Nacional de los Derechos Humanos,
Comentarios
Publicar un comentario